Ayer, 24 de mayo, nos dejó Tina Turner, quien fuera durante 60 años, la indiscutida reina del rock dejándonos su impresionante legado musical.

Durante la pandemia se aceleraron las ventas de catálogos de grandes artistas a compañías discográficas y editoras musicales, así como también a fondos de inversión especializados en activos musicales.

Tina Turner no fue la excepción y en el 2021 vendió su catálogo a BMG por una suma superior a los 50 millones de dólares. Este acuerdo incluía las regalías por sus grabaciones, sus derechos editoriales y su nombre e imagen.

En un comunicado de prensa Tina declaró que «Como cualquier artista, la protección del trabajo de mi vida, mi herencia musical, es algo personal».

¿Por qué los artistas se desprenden de sus catálogos? Los motivos son varios.

Algunos lo hacen porque durante años los mejores años de su carrera dilapidaron millones y hoy no pueden mantener su nivel de vida o tienen deudas.

Pero muchos otros los hacen porque de esta manera tienen control sobre el destino de su obra y su legado. Los derechos intelectuales son extremadamente complejos de administrar y los descendientes o herederos o bien no están interesados, o no tienen conocimientos sobre el tema o son demasiados para ponerse de acuerdo.

Muchos artistas piensan en el retiro, y aunque económica y financieramente estén bien, un retiro no es completo si tienen que seguir lidiando con contratos discográficos y editoriales. De esta manera, simplifican una parte de su trabajo ya que el dinero obtenido será gestionado por sus administradores financieros como el resto de su patrimonio y sus inversiones.